MANIFIESTO CRÁPULA

MANIFIESTO CRÁPULA

Le crápula, desde su posición de amante/enemigo de su propia humanidad, construye y destruye su propia existencia ejecutando un suicida, pero vitalista, devaneo (ilustrado) en el sentido literario y devoto, (derrochando) el encanto repulsivo del outsider; y literal, archivando y materializando, al registrar ese contoneo salvaje por la senda del perdedor que se sabe vencido, pero no aniquilado.

Defendiendo su singularidad y autonomía, se opone a esa ciudadanía homogeneizadora que difumina su peculiaridad y esperpento.

Nosotres, crápulas, dandies, travestis, putas, locas, queers, yonkis y borrachas, tildadas como criminales por el establishment, la sociedad y sus fuerzas represoras, aplaudimos el insulto al buen gusto, el vómito sobre el manto de normalidad que cubre la no-existencia; la masturbación en los confesionarios de las iglesias, la provocación subida a tacones de agujas feministas y la brillantina que todo lo ilumina de las queers.

Nosotres, crápulas, legítimes bastardes de Genet, fetichistas marineros, epítomes del malvivir y de una existencia que celebra pequeñas muertes a cada rato, exhalando vida, caos y desconcierto entre chorros de placer.

Le crápula ilustrado, antihéroe por necesidad de la comedia de nuestra existencia actual, sabe de lo incómodo de su mera presencia en el espacio publico y está dispueste a luchar contra la élite política y económica y los poderes fácticos que oprimen los alegres orgasmos de les crápulas y sus amantes, gritando indignades e insolentes contra el silencio que les borra de la historia, a quienes supieron vivir y morir queriéndose como mujeres, maricas, trans, putas, pobres…

Así, quienes hemos sido apartadas del espacio social y despojadas de derechos, discursos, e imágenes en las que reflejarnos, celebramos y encarnamos gustosamente las mamadas travestis en los soportales del Liceo, el contoneo de caderas de las putas del barrio y la chulería del marinero que se sabe fetiche follable y follador de otros cuerpos deseantes disruptivos que pululan por las calles meadas, oscuras e intrépidas, aunque cada vez menos, salvajes del Raval.

Reivindicamos nuestra oposición a la opresión sexual del heteropatriarcado, nuestro hartazgo de la violencia policial y nuestro asqueo por la discriminación institucional de quien es visto como un peligro para la armonía y paz social ficticias y mentirosas del capitalismo y del fascismo moral represor del pensamiento diferente, disruptivo y combativo de quien vive amando, follando, drogándose y festejando una vida que quiere vivirse fuera del corset social asfixiante que se viste de correa de perro bien corta y con bozal.

Celebramos a nuestras predecesoras, putas, libres y locas, disidentes sexuales y asociales, sodomitas e invertidas, kinkis y yonkis, que vivieron la desviación como norma y habitaron las calles innombrables del no-lugar, en donde la hipócrita sociedad ponía y pone el culo y las venas, la sangre y la boca para el goce y desenfreno.

Nuestro cuerpo como arma arrojadiza, nuestras voces bien altas y nuestras ideas al servicio del vicio y el inconformismo visceral y coherente, para reivindicar nuestro lugar en los márgenes, en las grietas del orden social imperante que quiere domarnos, amaestrarnos y reprimirnos.

VINDICACIÓN

Partiendo desde planteamientos teóricos y la performance como acción biopolítica pensada desde la existencia queer y transfeminista, como práctica continua y consistente del gender fuck que transgrede los límites del género heteronormativo y binomial, el cual excluye a todes aquelles que no encajamos o queremos asimilar identidades de género restrictivas y excluyentes que no contemplan las múltiples existencias, vivencias e identidades que nos atraviesan.

Por ello, proponemos la acción afirmativa de la identidad de les excluides, aquélles a quienes se les niega la existencia y la agencia para vivir y sentir como desean, en ese no-lugar, en los arrabales y periferias de la sociedad.

Nos conformamos como antítesis del discurso identitario, somos una aberración, abominables queers construidas desde el desprecio a la imposición de la norma social, lo cual nos sitúa en el no-lugar, la no-ciudadanía, los sin derechos, sin presencia; a quienes se nos ha negado un lugar en la historia/memoria colectiva.

Por ello, creamos y afirmamos nuestras identidades desde los márgenes del pensamiento normativo y normalizador.

A través de acciones de guarrilla urbana, el vandalismo y la provocación/escandalización de los no-vivientes, los turistas y los defensores del buen gusto y los valores morales del nacionalcatolicismo español, les crápulas ilustrades follan, masturban, maman, mean y exprimen sus experiencias y deseos en los espacios donde Genet y sus chaperos hacían lo propio; en un continuum de cuerpos kinkys, marginados y repulsivos acostados en las esquinas.

En un barrio asediado por la policía que denuncia, multa y coerciona a sus habitantes esgrimiendo la Ley de Ordenanza Cívica del Ayuntamiento, sus vecines son acorralades por turistas y esbirros del poder, echados de sus casas y círculos sociales, culpabilizades, estigmatizades en ese barrio chino donde el fornicio ha sido y es el sustento de grandes estratos de la población y su modus vivendi, entendido como parte de su identidad colectiva como barrio, que ve como se desmantela parte de su identidad de forma no-orgánica, sino forzada a golpes y desde la imposición artificial de unos valores hipócritas desde los poderes fácticos políticos y económicos de la ciudad.

Espacio y memoria son indisolubles, por eso, desde crapulismo ilustrado queremos tomar las calles, las plazas, las esquinas oscuras; para atravesarlas orgulloses, reivindicando nuestro espacio sin sufrir opresiones, violencias y discriminaciones.

Con alegría e insolencia.

Convirtámonos en disturbios.